Prisión de Neulengbach, 16 de abril de 1912
¡Al fin! ¡Al fin! ¡Al fin! ¡He aquí lo que aliviará un poco mis
sufrimientos!
Al fin papel, lápices, pinceles, colores, para escribir y
dibujar. ¡Qué tortura esas horas grises–grises, monótonas,
informes,que se parecen todas, anodinas, confusas y vacías, conminado a pasarlas desnudo, despojado de todo, como un animal, entre estos muros desolados y fríos!
Egon Schiele en prisión